Carta a uno mismo

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Cuándo comprenderá la gente que de esta vida no se lleva ni un solo centavo. ¡Sí! ¡Ni uno solo! Sólo se lleva lo aprendido en experiencias.

¿Qué pensás? Qué si en esta vida sos rey, príncipe, trillonario; ¿ya está? ¿Ya te salvaste? ¿No te vas a dar la oportunidad de vivir las experiencias de la otra cara?

No comprendo: festejamos Nacimiento, Muerte, y Resurrección a los 3 días; ¿y no queremos comprender la reencarnación? Si lo que hacés, vuelve. – Yo engañé, hice sufrir y llorar… y me engañaron, sufrí y lloré -.

¡No te lo tomes personal! ¿Pero, qué querés que haga? ¿El Diario de las pálidas? ¿El Diario de las malas noticias? ¿El Diario de la eterna batalla entre los que tienen “el poder” y los que protestan?

No, hermano. Prefiero seguir recalcando el lado positivo a las cosas. Así sean cosas tristes, malas o  angustiantes.

Entiendo que no tengas tiempo para la felicidad. Sé que estás más ocupado por la Paz Mundial, el Amor Mundial, el hambre, un techo y un par de medias; pero cedeme un espacio, un lugarcito. No te pido un instante prioritario, si yo no soy nada más que un granito de arena que ayuda a formar la playa; pero sí, dame un espacio. ¿O acaso también me vas a llevar como esclavo a otro continente? ¿O acaso también me vas a llevar de nuevo a la guerra? ¿O acaso también me vas a volver a tirar del puente atado a un bloque de cemento, sargento?

¡La historia de un hombre es la historia de todos los hombres! ¡Si lo que le pasa a uno, le está pasando a toda la humanidad!

¿Cómo dice el mito? Ah, sí: “[…] al fruto del árbol del conocimiento lo custodia una serpiente […]”.

Y te pido disculpas. Sí, disculpame. Pero si  no te lo digo, escribo, enseño, comparto, nunca voy a terminar el ciclo del aprendizaje.

¡AMOR Y PAZ  a toda la humanidad y en tu corazón!

Muchas gracias.

Sentimientos a flor de piel.

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