Cómo activar y deshidratar tus semillas

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Existe un gran debate hoy en día sobre qué beneficios podemos obtener al activar una semilla. Si bien la literatura científica aún no estableció un acuerdo, lo que es cierto es que cuando activamos una semilla suceden cambios: cambios físicos, porque podemos observar que la semilla transmutó, abosrbió agua y tiene mayor tamaño. Y  cambios químicos, porque al degustarlas sentimos que se va ese deje de amargor que tienen al estar crudas y se realza su sabor al activarse sus aceites.

¿Cómo activo una semilla?

Para activar una semilla hay que dejarla un tiempo en agua para que se hidrate. El tiempo  de cada una es diferente por su tamaño. No es lo mismo activar una semilla de girasol o zapallo que puede tardar de 2 a 4 horas, que activar una nuez o una almendra que puede tardar de 6 a 8, o una avellana que puede tardar 8 o incluso más horas.

Las semillas más chicas al hidratarlas forman el mucílago, que es una baba gelatinosa que está en la superficie y aparte de tener propiedades nutricionales también sirve como aglutinante. Por ejemplo: semillas de chía, lino y sésamo.

Pasado ese tiempo colamos, y vemos que algo cambió ¿Te cambió algo?

Para conservarlas, las guardamos en la heladera en un tupper hermético o las deshidratamos.

¿Cómo deshidrato una semilla?

Existen varios métodos para deshidratar una semilla, pero les nombraremos tres:

El primero y más al alcance de todos es deshidratarlas en un horno. Para ello se calienta el horno a temperatura mínima, con tapa abierta se las coloca en una fuente y se va girando para que se cocinen proporcionalmente.

También pueden deshidratarse al sol con artefactos artesanales o colocarlas en un recipiente y dejarlas expuestas varios días hasta que se deshidraten. Es importante tener en cuenta los factores externos que puedan llegar a alterar el proceso como el clima, ser comidas por algunos animales o dejarlas sin supervisión por más tiempo del necesario.

O una tercer forma, que es directamente emplear una máquina especial para la deshidratación.

Una vez deshidratadas, se pueden conservar en frasco de vidrio o un recipiente hermético. Las como, me relajo y disfruto de los aceites y los nuevos sabores.

¿Y ahora qué hago con mis semillas activadas y deshidratadas?

Una receta que podemos hacer con nuestras semillas es una leche vegetal. Muelo 30 o 40 gramos de semillas, por ejemplo nueces, las agrego a una licuadora con un litro de agua sin endulzar o con nuestro endulzante preferido, y una pizca de sal. Una vez licuado, se puede colar y obtenemos 2 productos: 1 litro de leche vegetal que se puede volver a agregar a la licuadora con trozos de fruta para hacer un smoothie y  por el otro lado la pasta que quedó luego del colado, que puede ser usada para hacer un pancake agregándole un huevo, un poco de harina de almendra, sal, manteca ghee y lo mandamos a la sartén.

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